martes, 7 de julio de 2015

EL ULTIMO PENAL



         Les dejo un cuento, respecto al fútbol, reconozco que no soy una persona muy futbolizada, pero el fin de semana mi país se corono campeón de América, el país se paralizo completo, excepto algunos que nos toco trabajar, de esa experiencia cree este pequeño cuento, respecto de un  que no se pudo unir a la fiesta por tener que trabajar ese día...


             A Héctor Peña aun no se le pasaba la rabia; con su jefe, con el hueon de mantención, con la maldita mala suerte que lo tenía allí el sábado en la tarde, justo cuando se jugaba la final de la Copa América, el tenia todo programado, trabajaba el viernes, tenia libre el fin de semana, precisamente en la fecha más importante, celebraría esa copa que tan esquiva había sido para Chile, porque esta vez sí que había equipo para guapearle a los che, pero…
            Una llamada el Sábado en la mañana, le agrio todo el panorama, era su jefe, venia una empresa de Santiago a hacer una reparaciones en las oficinas de la bodega externa, quedo helado, pues sabía perfectamente lo que le iba pedir su jefe;
 - Héctor hueon, necesito que me apoyes, estoy sin gente porque el Maldonado se enfermo y estoy sin guardia para la bodega y eres el único que le puedo pedir el día, tu sabes perro, por eso de no pasar  los 7 días seguidos que las ley nos exige –
En vano trato de debatirle, que el también estaba en los límites legales permitidos, que si no había otro, que se quede el de mantención a cargo de la bodega, pero nada, su jefe fue endureciendo su postura, paso del amistoso primero, al exigente después, recordándole los días libres que le había dado, cuando él los necesitaba para cumplir con su club de fútbol amateur, del que era entrenador, y finalmente amenazo – Vos sabis Héctor, la pega es la pega, hay harto cabro joven en busca de trabajo – Héctor supo inmediatamente lo que eso significaba, a sus 50 y tanto cumplidos, era difícil conseguir trabajo de guardia, aun tenía hijos estudiando, deudas, además de que tenia ciertas libertades cuando necesitaba ir a entrenar a su equipo o jugar fuera de la ciudad.
Así que el sábado  a las 13:00 estaba recibiendo la bodega sin novedad de su compañero, quien se apuraba para salir a su casa y ver la final con su familia, a él en cambio no lo hacia reír ni una camionada de payasos, en su casa estaba todo preparado; el pancho con carbón, su vieja ya había porcionado y aliñado las carnes, sus hermanos había traído una generosa provisión de cerveza y otras bebidas espirituosas para ver todos juntos el partido, estarían todos primos y hermanos, grandes y chicos, todos aprovecharían su patio techado y su plasma  de 52 pulgadas (que había comprado para el mundial) para ver la fiesta del futbol, menos él.
Recibió y reviso el recinto, un rato después llego el de mantención con los maestros que venían a hacer las reparaciones, por más que lo trato de sacarlo de su mutismo, Héctor solo le repondría con monosílabos, porque si le hablaba, lo mandaba a la chucha y capaz que se hubiera acriminado con este desgraciado que le había quitado ese momento de gloria que tanto anhelaba, por lo menos se consolaba que podría escucharlo por radio mientras esperaba que estos hueones terminaran sus trabajos, así que busco el equipo de música de la bodega, lo encendió y lo coloco a todo volumen  escuchando la previa y imaginándose como era la salida de los jugadores desde Pinto Duran, el mar de gente que lo escoltaría, el estadio lleno y encendido de rojo intenso, todo eso le pasaba por la mente mientras él esperaba, pues terminando partiría como alma que lo lleva el diablo hasta su casa y celebraría el triunfo de Chile con toda su gente, pues de algo estaba seguro, hoy el triunfo seria nuestro; su vieja le había dicho que no se preocupara que ella se encargaría de todo, que no dejaría que nadie celebrara sin él, era comprensiva como siempre, tan leal y abnegada, siempre cuidando de todos los detalles, para que el pudiera desarrollar su pasión, cuantas veces lo había apoyados en lo beneficios para pagar los pasajes e ir a jugar lejos,  cuidando de los chicos para que jugara tranquilo, o llevándolos al estadio para que estuvieran al lado del papa.
Cuando comenzó el partido su piel se erizo por completo escuchar el himno nacional cantado por 40 mil chilenos en voz en cuello, lo emociono hasta las lágrimas, por supuesto, lo canto también… Y comenzó el partido, en ese momento ya nada existía,  solo esos 11 guerreros, la cancha y los adversarios, repasaba cada jugada, cada toque quite y amague, maldecía cuando se venía la contra Argentina y le reprochaba voz en cuello cuando los rojos se equivocaban.  Frente a sus ojos se desplegaba esa cancha imaginaria con la posición de cada jugador mientras el locutor relataba las jugadas, claro el era entrenador también y sabia cuando jugaban mal o estaban fuera de su posición, se enojaba también cuando no lograban concretar un pase, estaba haciendo lo mismo que hacía con su equipo cuando estaba en la cancha real.
Los Maestros se reían y comentaban sobre este fanático que le gritaba a la radio, cada minuto del partido, aunque ellos también estaban ansiosos con el resultado y querían terminar lo más rápido posible y buscar un bar más próximo donde poder ver el resto del partido, así termino el tiempo reglamentario y vino el complementario.
Ya los maestros habían terminado, y apurados guardaban sus herramientas para salir raudos hacia una schoperia cercana; que el de mantención les había señalado, en tanto Héctor converso por primera vez en la tarde con su compañero de trabajo, quedaba aun  un par detalles en una conexiones eléctricas que se debía terminar, por lo que tenían que quedarse un rato mas, además ambos convinieron que ya no valía la pena irse; pues, el partido estaba prácticamente terminado, y no iban a poder escuchar camino a sus hogares, así que quedarían  ahí hasta el término del partido.
Ya solos los 2, se amigaron, conversaban mientras escuchaban el alargué, sobre lo que se estaban perdiendo en sus hogares, a su compañero también le habían arruinado la fiesta, pues estos trabajos deberían ser para el próximo fin de semana según lo que informaban los correos de la oficina de Santiago, pero que alguien había equivocado la fecha y que volver a coordinar los trabajos demoraría mucho, así que terminado lo detalles se sentaron a escuchar los últimos minutos del partido, el corazón de Héctor se agitaba con cada avance de los trasandinos, se ahogo de la angustia cuando en el minuto final, una carga casi acabo la ilusión de todos. Pero se fueron a los penales.
Mientras esperaban la definición de los 12 pasos, Héctor le contó lo que a él le gustaba el fútbol, su equipo y su pasión; pasión que heredo de su padre, fallecido unos años antes, su pobre viejo que jamás pudo ver a Chile campeón, y como le apenaba que no poder tenerlo con él, para compartir la alegría de un triunfo que él estaba seguro que se realizaría.
Y comenzó la definición, todo despareció nuevamente para Héctor, el estaba en estadio al lado de la cancha viendo como se ejecutaban los lanzamientos, agradeció que Chile fuera primero pues le pasaba la responsabilidad al rival,  veía como se preparaba Matías Fernández frente a Sergio Romero, tomaba vuelo y Gooool!!!!; se paró de la silla para festejar, ya no podía quedarse sentado, su alegría y angustia era demasiado, luego vino Claudio Bravo Frente Messi – Vamos Claudito tu sabes pa donde patea ese hueon, tu puedes párala – pateo y gol de Argentina, camino por la habitación como un gato enjaulado esperando el próximo, seria Vidal frente a Romero, metió sus manos en los bolsillos para calmar su ansiedad, dispara Vidal, rebota un poco pero entra, Goool!!!, los 2 se abrazaron y gritaron como locos, nuevamente venían los argentinos, era el turno de Pipa Higuain frente  Bravo, seguía caminado alrededor sin poder contener su nerviosismo, suena el silbato y dispara el che tirándola a las nubes – jajajajajajaj, esa hueon no sabe disparar, su entrenador se cago solo – fue su comentario a todo grito que dio. El siguiente en la lista era el príncipe Aranguiz, nuevamente a hacer fuerza para mandar buenas vibras a el chico, quien pone un fuerte cañonazo en la parte baja de arco defendido por Romero y es Goool… nuevamente, así que saltan y aplauden, 3 a 1 es el marcador,  el turno argentino; Banega avanza hacia el balón, Bravo se prepara, viene el disparo abajo, pero sin demasiada fuerza y… Bravo lo ataja…saltan como chicos aplauden y gritan, luego Héctor le dice a su compañero que si Sánchez lo hace, se termina todo y son campeones.
Viene Sánchez frente al balón, esta será la hora de la verdad, si lo hace, se acaba un siglo de maldición, de triunfos morales, de toda esa mierda que siempre nos achacan para justificar la poca eficacia que los chilenos tiene en el juego de la pelotita. El piensa nuevamente en su viejo, como le hubiera gustado tenerlo consigo en ese momento, solo estaban a segundo de la gloria, viene el tiro, que es un extraño con rebote, avanza despacio pero el arquero se tiro hacia el otro lado, ya no hay nada que hacer; Goool y somos campeones de América!!!!. Dentro del pecho de Héctor estallan mil emociones, tanto que un mar de lágrimas salen de sus ojos, chilla se tira al suelo, grita aplaude, se abraza con su socio, cuando de repente siente como si un rayo atravesara su pecho, se aprieta con la mano como queriéndose sacar el corazón que duele como nunca lo había sentido, le flaquean las piernas, se ahoga el aire no llega a sus pulmones, trata de decir  algo, pero se desploma frente a su despavorido camarada.
-No Dios mío, ahora no – suplica en su mente, pues sus labios no responden, sabe que algo muy malo le pasa, se angustia – Señor mío, ahora no, tengo familia que cuidar, tengo tanto por ver, ahora no señorcito, por piedad, quien cuidara mi familia – En vano su compañero golpea su pecho dándose cuenta que es un infarto lo que tiene Héctor, por el estrés la emoción y toda esa mierda.
Por la mente de Héctor ahora desfilan mil imágenes de su vida, su familia, su pasión, todo lo que amaba, vuelve a ver a sus hijos, su mujer – pero ya su corazón no responde, se entrega, ya no lucha con lo inevitable
–Mis hermanos cuidaran a mis hijos, gracias Dios por la familia tan unida que me diste, en ella no se sabe quién es hermano o primo, quien es papa o tío, todos se mueven como manada, los chicos son cuidados por todos, así fue desde mi padre y así será con mis hijos, Amorcito perdóname por dejarte, cuando nos encontremos de nuevo, me podrás retar como siempre lo haces cuando me porto mal-
Los ojos de Héctor se cierran y en su boca se dibuja una bella sonrisa –Viejito Donde estas, venga a buscarme, su hijo está volviendo, sabe Papito los chicos lo lograron, ganaron al fin, la Copa es hermosa y Brilla como el Sol-
Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario