Les dejo un cuento, respecto al fútbol, reconozco que no soy una persona muy futbolizada, pero el fin de semana mi país se corono campeón de América, el país se paralizo completo, excepto algunos que nos toco trabajar, de esa experiencia cree este pequeño cuento, respecto de un que no se pudo unir a la fiesta por tener que trabajar ese día...
A Héctor Peña aun no se le pasaba la rabia; con su jefe,
con el hueon de mantención, con la maldita mala suerte que lo tenía allí el
sábado en la tarde, justo cuando se jugaba la final de la Copa América, el
tenia todo programado, trabajaba el viernes, tenia libre el fin de semana, precisamente
en la fecha más importante, celebraría esa copa que tan esquiva había sido para
Chile, porque esta vez sí que había equipo para guapearle a los che, pero…
Una
llamada el Sábado en la mañana, le agrio todo el panorama, era su jefe, venia
una empresa de Santiago a hacer una reparaciones en las oficinas de la bodega
externa, quedo helado, pues sabía perfectamente lo que le iba pedir su jefe;
- Héctor hueon, necesito que me apoyes, estoy
sin gente porque el Maldonado se enfermo y estoy sin guardia para la bodega y
eres el único que le puedo pedir el día, tu sabes perro, por eso de no
pasar los 7 días seguidos que las ley
nos exige –
En vano trato de
debatirle, que el también estaba en los límites legales permitidos, que si no
había otro, que se quede el de mantención a cargo de la bodega, pero nada, su
jefe fue endureciendo su postura, paso del amistoso primero, al exigente
después, recordándole los días libres que le había dado, cuando él los
necesitaba para cumplir con su club de fútbol amateur, del que era entrenador,
y finalmente amenazo – Vos sabis Héctor, la pega es la pega, hay harto cabro
joven en busca de trabajo – Héctor supo inmediatamente lo que eso significaba,
a sus 50 y tanto cumplidos, era difícil conseguir trabajo de guardia, aun tenía
hijos estudiando, deudas, además de que tenia ciertas libertades cuando
necesitaba ir a entrenar a su equipo o jugar fuera de la ciudad.
Así que el
sábado a las 13:00 estaba recibiendo la
bodega sin novedad de su compañero, quien se apuraba para salir a su casa y ver
la final con su familia, a él en cambio no lo hacia reír ni una camionada de payasos,
en su casa estaba todo preparado; el pancho con carbón, su vieja ya había
porcionado y aliñado las carnes, sus hermanos había traído una generosa
provisión de cerveza y otras bebidas espirituosas para ver todos juntos el
partido, estarían todos primos y hermanos, grandes y chicos, todos
aprovecharían su patio techado y su plasma
de 52 pulgadas (que había comprado para el mundial) para ver la fiesta
del futbol, menos él.
Recibió y reviso
el recinto, un rato después llego el de mantención con los maestros que venían
a hacer las reparaciones, por más que lo trato de sacarlo de su mutismo, Héctor
solo le repondría con monosílabos, porque si le hablaba, lo mandaba a la chucha
y capaz que se hubiera acriminado con este desgraciado que le había quitado ese
momento de gloria que tanto anhelaba, por lo menos se consolaba que podría escucharlo
por radio mientras esperaba que estos hueones terminaran sus trabajos, así que
busco el equipo de música de la bodega, lo encendió y lo coloco a todo
volumen escuchando la previa y imaginándose
como era la salida de los jugadores desde Pinto Duran, el mar de gente que lo
escoltaría, el estadio lleno y encendido de rojo intenso, todo eso le pasaba
por la mente mientras él esperaba, pues terminando partiría como alma que lo
lleva el diablo hasta su casa y celebraría el triunfo de Chile con toda su
gente, pues de algo estaba seguro, hoy el triunfo seria nuestro; su vieja le
había dicho que no se preocupara que ella se encargaría de todo, que no dejaría
que nadie celebrara sin él, era comprensiva como siempre, tan leal y abnegada,
siempre cuidando de todos los detalles, para que el pudiera desarrollar su
pasión, cuantas veces lo había apoyados en lo beneficios para pagar los pasajes
e ir a jugar lejos, cuidando de los
chicos para que jugara tranquilo, o llevándolos al estadio para que estuvieran
al lado del papa.
Cuando comenzó el
partido su piel se erizo por completo escuchar el himno nacional cantado por 40 mil
chilenos en voz en cuello, lo emociono hasta las lágrimas, por supuesto, lo
canto también… Y comenzó el partido, en ese momento ya nada existía, solo esos 11 guerreros, la cancha y los adversarios,
repasaba cada jugada, cada toque quite y amague, maldecía cuando se venía la
contra Argentina y le reprochaba voz en cuello cuando los rojos se
equivocaban. Frente a sus ojos se
desplegaba esa cancha imaginaria con la posición de cada jugador mientras el
locutor relataba las jugadas, claro el era entrenador también y sabia cuando
jugaban mal o estaban fuera de su posición, se enojaba también cuando no
lograban concretar un pase, estaba haciendo lo mismo que hacía con su equipo
cuando estaba en la cancha real.
Los Maestros se reían
y comentaban sobre este fanático que le gritaba a la radio, cada minuto del
partido, aunque ellos también estaban ansiosos con el resultado y querían
terminar lo más rápido posible y buscar un bar más próximo donde poder ver el
resto del partido, así termino el tiempo reglamentario y vino el complementario.
Ya los maestros
habían terminado, y apurados guardaban sus herramientas para salir raudos hacia
una schoperia cercana; que el de mantención les había señalado, en tanto Héctor
converso por primera vez en la tarde con su compañero de trabajo, quedaba
aun un par detalles en una conexiones
eléctricas que se debía terminar, por lo que tenían que quedarse un rato mas, además
ambos convinieron que ya no valía la pena irse; pues, el partido estaba
prácticamente terminado, y no iban a poder escuchar camino a sus hogares, así
que quedarían ahí hasta el término del
partido.
Ya solos los 2,
se amigaron, conversaban mientras escuchaban el alargué, sobre lo que se
estaban perdiendo en sus hogares, a su compañero también le habían arruinado la
fiesta, pues estos trabajos deberían ser para el próximo fin de semana según lo
que informaban los correos de la oficina de Santiago, pero que alguien había
equivocado la fecha y que volver a coordinar los trabajos demoraría mucho, así
que terminado lo detalles se sentaron a escuchar los últimos minutos del
partido, el corazón de Héctor se agitaba con cada avance de los trasandinos, se
ahogo de la angustia cuando en el minuto final, una carga casi acabo la ilusión
de todos. Pero se fueron a los penales.
Mientras
esperaban la definición de los 12 pasos, Héctor le contó lo que a él le gustaba
el fútbol, su equipo y su pasión; pasión que heredo de su padre, fallecido unos
años antes, su pobre viejo que jamás pudo ver a Chile campeón, y como le
apenaba que no poder tenerlo con él, para compartir la alegría de un triunfo
que él estaba seguro que se realizaría.
Y comenzó la definición,
todo despareció nuevamente para Héctor, el estaba en estadio al lado de la
cancha viendo como se ejecutaban los lanzamientos, agradeció que Chile fuera
primero pues le pasaba la responsabilidad al rival, veía como se preparaba Matías Fernández frente
a Sergio Romero, tomaba vuelo y Gooool!!!!; se paró de la silla para festejar,
ya no podía quedarse sentado, su alegría y angustia era demasiado, luego vino
Claudio Bravo Frente Messi – Vamos Claudito tu sabes pa donde patea ese hueon,
tu puedes párala – pateo y gol de Argentina, camino por la habitación como un
gato enjaulado esperando el próximo, seria Vidal frente a Romero, metió sus
manos en los bolsillos para calmar su ansiedad, dispara Vidal, rebota un poco
pero entra, Goool!!!, los 2 se abrazaron y gritaron como locos, nuevamente
venían los argentinos, era el turno de Pipa Higuain frente Bravo, seguía caminado alrededor sin poder
contener su nerviosismo, suena el silbato y dispara el che tirándola a las
nubes – jajajajajajaj, esa hueon no sabe disparar, su entrenador se cago solo –
fue su comentario a todo grito que dio. El siguiente en la lista era el príncipe
Aranguiz, nuevamente a hacer fuerza para mandar buenas vibras a el chico, quien
pone un fuerte cañonazo en la parte baja de arco defendido por Romero y es
Goool… nuevamente, así que saltan y aplauden, 3 a 1 es el marcador, el turno argentino; Banega avanza hacia el
balón, Bravo se prepara, viene el disparo abajo, pero sin demasiada fuerza y…
Bravo lo ataja…saltan como chicos aplauden y gritan, luego Héctor le dice a su compañero
que si Sánchez lo hace, se termina todo y son campeones.
Viene Sánchez
frente al balón, esta será la hora de la verdad, si lo hace, se acaba un siglo
de maldición, de triunfos morales, de toda esa mierda que siempre nos achacan
para justificar la poca eficacia que los chilenos tiene en el juego de la
pelotita. El piensa nuevamente en su viejo, como le hubiera gustado tenerlo
consigo en ese momento, solo estaban a segundo de la gloria, viene el tiro, que
es un extraño con rebote, avanza despacio pero el arquero se tiro hacia el otro
lado, ya no hay nada que hacer; Goool y somos campeones de América!!!!. Dentro
del pecho de Héctor estallan mil emociones, tanto que un mar de lágrimas salen
de sus ojos, chilla se tira al suelo, grita aplaude, se abraza con su socio,
cuando de repente siente como si un rayo atravesara su pecho, se aprieta con la
mano como queriéndose sacar el corazón que duele como nunca lo había sentido,
le flaquean las piernas, se ahoga el aire no llega a sus pulmones, trata de
decir algo, pero se desploma frente a su
despavorido camarada.
-No Dios mío,
ahora no – suplica en su mente, pues sus labios no responden, sabe que algo muy
malo le pasa, se angustia – Señor mío, ahora no, tengo familia que cuidar,
tengo tanto por ver, ahora no señorcito, por piedad, quien cuidara mi familia –
En vano su compañero golpea su pecho dándose cuenta que es un infarto lo que
tiene Héctor, por el estrés la emoción y toda esa mierda.
Por la mente de Héctor
ahora desfilan mil imágenes de su vida, su familia, su pasión, todo lo que
amaba, vuelve a ver a sus hijos, su mujer – pero ya su corazón no responde, se
entrega, ya no lucha con lo inevitable
–Mis hermanos
cuidaran a mis hijos, gracias Dios por la familia tan unida que me diste, en
ella no se sabe quién es hermano o primo, quien es papa o tío, todos se mueven
como manada, los chicos son cuidados por todos, así fue desde mi padre y así
será con mis hijos, Amorcito perdóname por dejarte, cuando nos encontremos de
nuevo, me podrás retar como siempre lo haces cuando me porto mal-
Los ojos de
Héctor se cierran y en su boca se dibuja una bella sonrisa –Viejito Donde
estas, venga a buscarme, su hijo está volviendo, sabe Papito los chicos lo
lograron, ganaron al fin, la Copa es hermosa y Brilla como el Sol-
Fin
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