martes, 2 de junio de 2015

HUAITRO; EL JOVEN WEICHAFE. 2DA PARTE



Historias de un guerrero 

Venganza 





     
        Galoparon todo el resto del día y gran parte de la noche, por senderos que solo ellos conocían, así  cuando despuntaba el sol del siguiente día llegaron extenuados, al caserío; la partida de casi 20 jinetes se desplego alrededor de las rucas y con sigilo revisaron  los alredores, pero ya no estaban los huincas, el panorama era desolador algunas rucas seguían ardiendo, a su paso encontraron los restos de sus seres queridos esparcidos por suelo, gritaron los weichafes alaridos de duelo, por sus ñañas, domos, weñis y conas a medida que los iban reconociendo, Huaitro y su hermano en tanto se arrodillaron en frente de su papay atravesada por un lanzazo  mientras protegía  su Lamngen(hermana) muerta bajo ella. Lloraron los hombres a su  gente durante ese día y los enterraron lo mejor que pudieron, en tanto algunos de ellos buscaban los sobrevivientes  por entre el monte, en los lugares secretos  donde ellos sabían que podían refugiarse. Una triste columna llego esa tarde de vuelta, no más de 20, unas cuantas  domos y sus weñis y los valientes conas que resistieron con ellas, algunos heridos por los trabucos y espadas de los huincas.
       Al anochecer hicieron aillarehues (17) para prepararse para la guerra, astutamente Curaqueo habían mandado mensajeros a sus vecinos cuando supo de la masacre, algunos weichafes de Millaqueo y Melian  ya habían llegado, en total cerca de 60 weichafes y 3 lonkos estaba reunidos en torno a la fogata, el primero en hablar fue Curaqueo – Mis peñis, es triste llamarlos en este tipo de situación, no tengo, ni carne, ni muday (18) para festejarlos, como es la costumbre, todo se lo ha robado el huinca, también mis ñawes (19), lo que no se pudieron  llevar, lo mataron, miren cuanta tristeza hay entre mis weichafes, no hay uno solo que no tenga que llorar a sus muertos hoy, por eso los llame, cada día el huinca viene y toma lo que quiere, sin que nadie se lo impida, hoy quiero venganza por mis puñen (20), hoy quiero que sepan que no pueden venir y tomar lo que no es suyo, sin que nadie  se lo impida.
Respondió Melian -  mi viejo y querido amigo, supe de tu desgracia, y traje a mis mejores weichafes conmigo, también rastreamos a esos trewuas (21), están acampando cerca de las aguas de Millaray, ahí comen y toman de lo que te robaron, pero su júbilo no les va durar mucho; los Melian irán contigo en este Malón (22) - alzando su lanza grito ¡Marichiweu! (23), lo cual fue respondido por una gran grito ¡Marichiweu!.
       Parándose Millaqueo, replico – 30 weichafes vienen conmigo, otros más se unirán mañana, no dejaremos ningún huinca que se salga con la suya, en 2 días tendremos todas sus cabezas en nuestras lanzas, grande va ser el botín y vengaremos a nuestros peñis y puñen – necesitaremos a  un Toqui (24), yo nombro a Curaqueo, pues fue su ruca la que fue atacada, Marichiweu!!
         Todos los conas se levantaron gritando Curaqueo  - a lo cual el aludido pidió calma con las manos – Gracias mis peñis y conas por su confianza, iremos mañana por nuestra venganza, tendré  sus cabezas en la puerta de mi ruca, eso calmara mi alma, pero antes consultaremos a la machi (25), espero que tenga buenos augurios para el malón - se acerco una joven delgada, vistiendo el traje ceremonial, temblaba a medida que avanzaba entre los hombres, ya al lado de Curaqueo, le dijo al oído – Mi toqui, tengo el don, lo herede de mi madre, ella murió ayer, pero no creo tener la sabiduría para interpretar los augurios – a lo Curaqueo respondió – diles que todo irá bien, los weichafes necesitan confianza para la batalla que  se aproxima.
Trajeron los hombres un potrillo y lo colocaron frente a  la joven machi, quien imploro a los espíritus por los buenos augurios en estas críticas horas, luego Curaqueo, sacando su cuchillo degolló al animal y con su sangre la machi interpreto – Son buena noticias mis Weichafes, antes que terminen estas lunas unas gran victoria traerán a sus rucas  todos los peñis!!!, lo cual respondido nuevamente – Marichiweu!!!!
         Retomo Curaqueo las palabras - Vayan y descansen mis buenos Weichafes, los días que nos esperan son duros y crueles, saldremos mañana con las primeras luces del día.
Huaitro no podía comprender, porque se quedaban a descansar, si los huincas trewuas estaban cerca, lo mejor era salir de inmediato para matarlos como los trewuas que eran, desde la manta en que envolvía podía oír el llanto apagado de su hermano menor, lo que lo intranquilizaba aun mas, casi podía ver el sufrimiento de su madre y hermana, muertas tan vilmente, no podía dormir, su alma solo pedía a gritos la muerte de los invasores, finalmente se levanto y se fue acurrucar a junto a su hermano, como lo hacía cuando los dos eran unos weñis. Ya el Sol había salido, cuando sintió un golpe en su hombro, los weichafes estaban ya en pie, se había quedado dormido junto a su hermano. Se levanto de un salto, se sintió avergonzado, pero los más viejos le hicieron señas para que se tranquilizara, prepararon sus armas, Huaitro  tomo su lanza, sus flechas, su maza, dos cuchillos con mango de hueso, una coraza de también de Tepa que  amarro a su pecho. Pero de todas esas armas su preferida era la maza, hecha de Tepa, con una piedra filosa en la punta, muy liviana, pero a la vez dura como el metal, herencia de su padre que había muerto en una guerra anterior, le gustaba por que le recordaba a él, valiente weichafe con varios muertos a su haber, que cayó en defensa de su tierra.
        Curaqueo se acerco al Joven Huaitro, diciéndole – cuida bien a tu peñi, el aun no ha pasado las pruebas de hombre, pero en estos momento, no puedo prescindir de ningún cona, somos apenas 26, en cualquier otra situación lo hubiéramos dejado, el aun no  tiene la fuerza y sabiduría de un hombre, además Uds. son lo único que queda de la ruca de mi Buen amigo el viejo Huaitro. Agradeció las palabras, pero eso ya lo tenía asumido desde que vio los cuerpos de su gente; se acerco a su joven hermano, reviso sus armas, apretó su coraza, reviso su montura y le dio un apretón suave en el hombro, no necesitaron  palabras, ambos sabían el cariño que se tenían
          La columna de más 50 jinetes avanzo rápido por los senderos cordilleranos, mientras de la columna principal, se desplegaban mensajeros y  exploradores a medida que avanzaban, era un día de distancia hasta las aguas de Millaray, según lo exploradores, los huincas no se había movido. Los mensajeros llevaban las noticias hacia otros caseríos con la esperanza que más se unieran antes de enfrentar al enemigo.

continuara....

17).-Consejo Militar       18).-Alcohol         19).-Hijas             20).- Hijos          21).- perros
22).-Partida de guerra  23).- Venceremos 10 veces!, grito de guerra.  24).-jefe militar
25).-Curandera


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