La encontró
al abrigo de las sombras,
luego del amargo beso de la aurora.
De enigmática figura,
de melancólica mirada,
de sobrenatural belleza
y de resplandecientes alas.
El acariciaba en sus manos
lagrimas de infinitas soledades,
de espacios sin tiempo;
de furias y de tempestades.
Se cruzaron las pupilas,
la respiración se hizo larga;
se anhelaron las bocas,
se confundieron las almas.
Se electrizaron las pieles;
sus pies, el suelo no tocaban.
Ella abandonó el silencio;
a el; la miseria no lo alcanza.
Ella busco refugio
en su pecho,
el se abrigo en sus alas;
el seria su sombra
y ella su esperanza
Se perdieron
en la noche,
bajo una luna olvidada.
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